Tener la casa ordenada y limpia suele producir bienestar y tranquilidad. Es lógico, además, que nos guste disponer del orden de las cosas de una determinada manera pero hay personas que convierten la limpieza del hogar en una obsesión, provocando problemas personales y de convivencia. Cómo detectarlo y solucionarlo, es posible.
La línea que separa el hábito de limpiar de la obsesión puede ser muy fina. Hay que estar alerta en el caso de que la manía de la limpieza del hogar impida hacer una vida normal, obligue a invertir demasiado tiempo o produzca sentimiento de culpabilidad y malestar cuando las cosas no están impecables o no se encuentran ordenadas. Es entonces cuando podemos estar ante una patología y se hace necesario ponerle solución con ayuda profesional.
Hay que tener en cuenta que, la persona maniática de la limpieza del hogar, no es consciente de que su obsesión se ha convertido en un trastorno. Son los que se encuentran a su lado, y sufren reproches y exigencias constantes, los que viven un auténtico infierno.
Las características, más habituales, de las personas con un trastorno obsesivo compulsivo con la limpieza del hogar, suelen ser:
- Intransigentes con ellos mismos y con las personas que les rodean. No dejan que los demás limpien porque consideran que nadie lo puede hacer mejor que ellos y tampoco permiten que se ensucie.
- Limpian todos los días y disponen los objetos del mismo modo. La limpieza de la casa se transforma en un ritual donde cada tarea tiene su momento y forma exacta de realizarse.
- Realizan acciones repetitivas, como contar escalones o comprobar que cerraron la puerta varias veces. Esta actividad compulsiva les calma pero solo momentáneamente.
- Se sienten fracasados si encuentran suciedad, polvo o desorden.
- No tiran las cosas, las van guardando y acumulando.
Este trastorno se suele iniciar en la adolescencia y se asocia con un rasgo de la personalidad, más que con un problema. Suelen ser personas perfeccionistas, obsesionadas por el control y la disciplina, que no reciben la atención y el afecto que necesitan, sufren estrés, siguen una pauta aprendida o están desmotivadas, normalmente por el tipo de trabajo que supone limpiar el hogar: rutinario, poco creativo y muy poco valorado.
Cómo ayudar a un maniático de la limpieza del hogar:
- No someterse a él ni acatar sus normas de orden y limpieza.
- Ser conscientes del problema que se tiene. Hay que intentar que reconozca su obsesión.
- Relajarse antes de limpiar. Las conductas obsesivas tienen su origen en la necesidad de reducir la ansiedad. Se pueden practicar diferentes técnicas de relajación antes de enfrentarse a la tarea de limpiar.
- Romper con la rutina, cambiar los horarios de limpieza o retrasarlos.
- No ser tan perfeccionista. La persona perfeccionista cree que su deber es alcanzar la perfección en todo lo que hace. La ansiedad se hace patente ya que ser perfectos es imposible. Se debe entender que la imperfección es habitual.
- Disfrutar de otras actividades más placenteras, salir de casa y desarrollar otro tipo de intereses.
- Planificar excursiones y salidas al aire libre, fuera de la casa.
- Aprender a disfrutar del hogar y de la familia.
- Acudir a un profesional si la persona que sufre el trastorno se ve incapaz de reducir el estrés por no cumplir con las tareas que se auto-exige. El psicólogo puede ayudar a liberarse.
- Contratar ayuda de limpiadoras profesionales que puedan colaborar con la limpieza de la casa, descargando el trabajo, la responsabilidad y el estrés.
Esta obsesión de limpieza del hogar puede provocar, además de conflictos familiares, adicciones y estrés. Por eso, lo más adecuado es recibir ayuda a través de terapias con técnicas de control de la ansiedad, reducción del estrés y tener a la vista un proyecto de vida que aporte felicidad.
Fuentes consultadas