miércoles, 18 de enero de 2023

BLOQUEO MENTAL O EMOCIONAL

 bloqueo mental


Si en ocasiones te quedas en blanco y no sabes qué decir…

O a veces te cuesta pensar con claridad…

Si te sientes estancado/a y no sabes por qué…

Es muy probable que estés sufriendo un bloqueo mental de tipo emocional, una sensación particularmente incómoda en la cual no logras coordinar las ideas o te sientes atrapado, sin poder llevar a buen puerto tus planes. Se trata de un síntoma frecuente de ansiedad y puede ocurrir en cualquier contexto, ya sea en el trabajo, en el momento de un examen o incluso en el marco de una relación de pareja.

¿Qué es el bloqueo mental?

Básicamente, el bloqueo mental es una resistencia provocada por la negación de algún pensamiento o emoción. Por tanto, es una especie de mecanismo de defensa que se pone en marcha automáticamente cuando nuestra mente quiere mantener alejadas aquellas ideas o sentimientos que pueden perturbarnos.

El bloqueo mental se puede manifestar de diferentes maneras, pero lo más usual es la sensación de no poder pensar con claridad. En esos momentos nuestra capacidad para organizar los pensamientos merma considerablemente y no logramos solucionar problemas que en otras circunstancias habrían sido pan comido. A menudo también se experimenta una sensación muy incómoda de inmovilismo, ya que por mucho que nos esforcemos, sentimos que no logramos avanzar.

Esta sensación puede ser puntual y aparecer en periodos de gran estrés o cuando estamos muy cansados, pero también puede perdurar a lo largo del tiempo, como cuando hemos sufrido un trauma. En estos casos, el bloqueo mental suele venir acompañado con un bloqueo emocional y se convierte en un obstáculo que nos impide avanzar, generando emociones negativas como el miedo, la tristeza, el enfado o incluso la culpa.

El problema es que cuanto más bloqueados estamos, menor será nuestra capacidad para sentir y pensar con libertad, por lo que si no salimos rápido de esta situación, corremos el riesgo de caer en un círculo vicioso muy dañino.

En algún momento de nuestra vida todos hemos pasado por algún bloqueo emocional. En numerosas ocasiones es complicado gestionarlo y volver a la normalidad. Hay que tener en cuenta que estos bloqueos no tienen por qué afectar a todas las áreas de nuestra vida, sino que podrían afectar al pensamiento, emoción y comportamiento centrado en un ámbito concreto (laboral, familiar, de pareja, amistad, personal, etc).

Bloqueo mental: ¿Cómo reconocerlo? Toma notas

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La forma de presentación de un bloqueo mental varía mucho de una persona a otra y depende fundamentalmente de la causa que generó el problema. No obstante, algunos de los síntomas más comunes son:

  • Plano psicológico: pérdida de energía, agotamiento, tensión interna, insatisfacción, sufrimiento, pérdida de sentido e imposibilidad de llevar adelante los planes
  • Plano físico: dolor de cabeza, náuseas, problemas en la piel, trastornos gastrointestinales y/o una vida sexual insatisfactoria

Cuando el bloqueo mental o el bloqueo emocional es un síntoma de ansiedad suele hacer su aparición en las situaciones más inoportunas, como por ejemplo: cuando debes presentarte a un examen y te quedas completamente en blanco, o cuando acudes a una reunión de trabajo pero no logras concentrarte en lo que estás haciendo.

En algunas ocasiones el bloqueo mental aparece como un síntoma de las fobia social. En estos casos la persona no logra hablar en público o interactuar con los demás porque está completamente paralizada, lo cual genera una gran angustia.

Podemos identificar algunas señales de alarma que nos pueden hacer pensar que estamos ante un bloqueo emocional:

  • Ansiedad o nerviosismo continúo a lo largo del día y ante diferentes circunstancias.
  • Falta de motivación de forma sostenida en el tiempo y que llega a afectar a diferentes áreas de la vida de la persona (laboral, académico, de pareja, familiar, de amistad, etc).
  • Dificultad para tomar decisiones.
  • Aumento de las preocupaciones sobre ese tema o en general.
  • Evitación de situaciones o personas. Por ejemplo, la persona evita a otra persona por miedo a no saber qué decirle en determinadas circunstancias (habitualmente en aquellas situaciones que pueden recordarle al origen del bloqueo).
  • Aumento de las emociones negativas. Por ejemplo, es común que aparezcan sentimientos de envidia o celos, tristeza y desanimo. También es habitual la aparición de temor a ser rechazados o sentimientos de envidia.
  • Agotamiento físico y mental.
  • Procrastinación.
  • Cambios en los hábitos de sueño y alimentación.
  • Dolores musculares, cefaleas, problemas gastrointestinales. Es decir, la aparición de síntomas psicosomáticos.

Las causas de los bloqueos mentales o emocionales

El bloqueo emocional se activa en determinadas situaciones para amortiguar el impacto de una situación o evento que puede resultar muy doloroso para nosotros. Se trataría de un mecanismo de defensa que nos ayuda a proteger nuestra mente de lo que podríamos llegar a sentir en esa situación que nos afecta de forma muy fuerte.

Es decir, este mecanismo bloquea parte de la emoción negativa y nos permite seguir viviendo con cierta normalidad en las demás áreas de nuestra vida. Lo que nos ayuda a ir aceptando la situación y reajustándonos a nuestra nueva realidad poco a poco.

Hay algunas situaciones que suelen poner en marcha este mecanismo de bloqueo. Se trataría de circunstancias traumáticas o negativas, que llevan a la persona al extremo de forma que no tienen las herramientas necesarias de afrontamiento. Algunas de las situaciones más comunes que me suelen encontrarse en consultas especializadas son las siguientes:

  • Trastornos psicológicos: algunas patologías, como la ansiedad, el trastorno de pánico, la depresión, las fobias y el trastorno por estrés postraumático pueden provocar un bloqueo mental más o menos intenso ya que en estas condiciones las emociones toman el mando y nos impiden pensar con claridad.
  • Falta de conexión con las emociones: las emociones son una vía para expresar lo que sentimos y pensamos, de esta forma también exorcizamos nuestros demonios interiores. Sin embargo, cuando tenemos la costumbre de reprimir las emociones, estas terminan enquistándose y en periodos de gran estrés, vuelven a salir y pueden provocar un bloqueo mental.
  • Traumas no resueltos: todo lo que nos ocurre se queda grabado en nuestra memoria, aunque no siempre seamos capaces de acceder a esa información. Algunas veces, cuando las situaciones han sido particularmente dolorosas desde el punto de vista emocional y no las hemos asumido, el más mínimo detalle puede reactivar el trauma y conducirnos a un bloqueo mental.
  • Creencias erróneas adquiridas en la infancia: en la base de los bloqueos a menudo se encuentran experiencias infantiles de desvalorización, desprecio y humillación. De hecho, los mensajes que recibimos de nuestros padres o tutores cuando éramos niños pueden haberse quedado en nuestro inconsciente. Frases tan destructivas como “eres tonto”, “no sirves” o “nunca llegarás a nada” impiden que más tarde, de adultos, consigamos lo que queremos y merecemos.
  • Sentimiento de culpa: la culpabilidad es una de las sensaciones más dañinas que existe ya que nos mantiene atados al pasado, a un error que cometimos pero que no logramos superar. Por eso, en muchas ocasiones los bloqueos se originan a raíz de una equivocación que no hemos podido perdonarnos y que continúa determinando nuestro comportamiento a través de creencias del tipo: “no soy lo suficientemente bueno” o “no merezco que me pasen cosas buenas”.
  • Idealización del yo: cuando la persona tiene una imagen demasiado idealizada de sí mismo o cuando tiene una fuerte tendencia al perfeccionismo, puede sufrir bloqueos mentales o emocionales si sospecha que sus decisiones no estarán a la altura o que no le conducirán a un resultado satisfactorio. Detrás de este problema se esconde un profundo miedo al fracaso que puede llegar a ser muy inmovilizante.
  • Situaciones muy tensionantes: en ocasiones sufrimos un bloqueo puntual, que no se debe a nuestras creencias o a traumas irresueltos sino al hecho de que la situación en la que estamos inmersos genera tanta tensión que no somos capaces de soportarla, casi siempre porque pensamos que no vamos a estar a la altura de las expectativas. En estos momentos podemos quedarnos en blanco, ya que nos sentimos desbordados y nuestro cerebro reacciona a esa sobretensión “desconectándose”. Entre tales situaciones encontramos:
    • Muerte repentina de un ser querido.
    • Cambio de ciudad inesperado.
    • Diagnóstico de una enfermedad crónica y/o grave.
    • Experiencia traumática: abuso sexual y/o violación, asalto o ataque, accidente, etc.
    • Infidelidad por parte de la pareja.
    • Despido laboral.
    • Cambio significativo en la situación laboral.
    • Ruptura sentimental.

Sin embargo, vale destacar que en algunas ocasiones de eventos positivos también surgen bloqueos emocionales. Es decir, ante algunas buenas noticias que no esperamos en ocasiones necesitamos un tiempo para asimilar la noticia. Es común encontrar en consulta estás situaciones: ascenso en el trabajo que ocasiona nuevas responsabilidades, noticia de un embarazo inesperado, etc. En estas circunstancias también necesitamos asimilar la situación de cambio de nuestra vida y reflexionar acerca de qué herramientas necesitamos para esta nueva circunstancia.

Las consecuencias de un bloqueo mental o emocional

El bloqueo emocional es un problema cuando se alarga en el tiempo y nos afecta a otros ámbitos de nuestra vida que antes no abarcaba. Es decir, empieza a obstaculizar nuestras metas y la consecución de aquellos objetivos que tenemos establecidos.

Cuando prolongamos esta situación y no ponemos en práctica estrategias para resolverlo, la persona suele empezar a sentir dolor sin expresarlo, y suele experimentar de forma desmedida otras emociones (tristeza, culpa, rabia o enfado).

El bloqueo emocional o mental puede llegar a ser una situación muy angustiante, ya que la persona siente que no puede avanzar. Si esta situación se mantiene durante mucho tiempo, puede generar depresión, desesperanza e incluso la pérdida de sentido de la vida ya que cuando no vemos la salida, nos resulta difícil mantener una actitud positiva y no derrumbarnos.

Cuando no se busca ayuda y el bloqueo emocional o mental se mantiene durante mucho tiempo, puede llegar a provocar daños en la autoestima, ya que normalmente esta situación afecta considerablemente el desempeño intelectual. Como a la persona le resulta difícil concentrarse, puede tener problemas en la escuela o en el trabajo; de hecho, en los casos más extremos incluso pueden aparecer dificultades para leer o mantener el hilo de un discurso. En cierto punto del camino, muchas personas comienzan a preguntarse por qué les está sucediendo eso y asumen un papel de víctima que no hace sino potenciar la sensación de pérdida de control y sumirles en una espiral de negatividad.

A la larga, el bloqueo mental también puede generar problemas en el aprendizaje, pues a la persona le resulta complicado retener información nueva. Por supuesto, cuando se trata de alguien que debe desarrollar un trabajo creativo, el bloqueo mental puede llegar a ser abrumador, ya que limita la fluidez de las ideas y merma considerablemente la creatividad.

Por todo lo antes dicho, es importante que tengamos en cuenta que un bloqueo emocional alargado en el tiempo nos va a limitar a nivel emocional, cognitivo y comportamental de forma que pueden aparecer otro tipo de consecuencias. Algunas de las más habituales son:

  • Incremento de la experiencia de emociones negativas (por ejemplo, enfado o resentimiento de forma extrema).
  • Limitación de nuestras habilidades sociales.
  • Consecuencias sobre nuestra autoestima.
  • Aparición de adicciones a sustancias (alcohol, ansiolíticos, etc). Hecho que ocasiona un empeoramiento de la situación.
  • Aparición de enfermedades psicosomáticas (por ejemplo, problemas gastrointestinales o enfermedades autoinmunes).

El bloqueo mental como una oportunidad para el cambio

Aunque las sensaciones que genera un bloqueo mental suelen ser muy desagradables, lo cierto es que se trata de una señal de alarma y, como tal, debemos prestarle atención. De hecho, en algunas ocasiones los bloqueos emocionales nos protegen de sentimientos, pensamientos o emociones que no estamos preparados para enfrentar en ese momento, pues no contamos con los recursos necesarios.

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En otros casos, ese bloqueo puede estar indicándonos que la forma en la que estamos manejando algunos aspectos de nuestra vida no es la más adecuada y deberíamos reflexionar al respecto. Por tanto, sufrir un bloqueo emocional también puede convertirse en una oportunidad para cambiar y mejorar. Recuerda que no se trata de ocultar las preocupaciones y obviar los sentimientos sino de enfrentarlos y salir fortalecidos de esa experiencia.

El tratamiento de los bloqueos mentales o emocionales

Los bloqueos emocionales nos impiden crecer, ya que nos mantienen sometidos al miedo o a creencias limitantes que no tienen razón de ser. Por tanto, para eliminar un bloqueo mental hace falta que nos enfrentemos a su carga emocional y descubramos cuál es su origen.

Por ejemplo, si el bloqueo esté causado por una vivencia traumática, podemos recurrir a la técnica EMDR, la cual te ayudará a procesar las experiencias difíciles logrando que las emociones negativas asociadas a esta dejen de causarte daño.

La hipnosis también es muy eficaz, sobre todo cuando es necesario cambiar las creencias irracionales que se encuentran arraigadas en la personalidad. Otra técnica para eliminar los bloqueos es el mindfulness, con la cual se potencia un estado de conciencia plena y se logra que las ideas fluyan de manera más ordenada.

¿Qué lograrás con la terapia?

  • Superar el bloqueo mental o emocional y comprender la causa que lo originó
  • Fortalecer tu autoestima y aumentar tu seguridad
  • Aprender a expresar las emociones de manera más asertiva
  • Aprender a escuchar los mensajes de tu cuerpo
  • Más claridad mental